Amouranth, expulsada de una tienda por vestir como una doncella francesa
La streamer de Twitch Kaitlyn ‘Amouranth’ Siragusa decidió llevar su directo de IRL al siguiente nivel. Decidió vestirse con un disfraz de doncella francesa mientras paseaba por tiendas como Ikea o Walmart limpiando los artículos expuestos. Una de las tiendas acabó echándola.
Amouranth suele acudir puntual a su cita en la sección Just Chatting de Twitch. Hace una gran variedad de actividades en sus directos. El baile y el cosplay son una de sus preferidas.
Sin embargo, el pasado 10 de enero decidió realizar una acción más osada. La joven streamer decidió entrar en varias tiendas vestida con un disfraz de doncella francesa y limpiar con un plumero negro partes de las mismas. Una de ellas se cansó de su actitud y acabó expulsándola de sus instalaciones.
La streamer fue a la tienda minorista Bed Bath & Beyond tras pasar por Iker y Walmart. Directamente se dirigió a la sección de ropa de cama.
Allí comenzó a incordiar a una cliente que estaba mirando almohadas, inclinándose frente a ella y usando el plumero para limpiar los estantes. Esto hizo que la cliente decidiera apartarse de su camino y entrara a otro pasillo. Amouranth miró a cámara satisfecha de haber hecho que la mujer se alejara.
Instantes después, una empleada se dirigió a ella y le acusó de estar exhibiéndose en la tienda. “¿Qué estás haciendo?”, preguntó la empleada. “¡Estoy limpiando!, respondió la cosplayer.
“Lo sé, pero ¿qué estás haciendo? Espero que no estés exhibiéndote. No puedes hacer eso en esta tienda”, exclamó la empleada. “¡Bueno, no te preocupes!”, dijo cortésmente Amouranth antes de irse a la salida.
“¿Exhibiéndome?”, respondió a cámara. “No, no me estoy exhibiendo. ¡A ella le parecía eso!”.
Antes de entrar a Bed Bath & Beyond, Amouranth fue primero a Walmart, donde se dirigió directamente a la sección de regalos del Día de San Valentín.
Un empleado pasó junto a ella y articuló un “¿… bien?” en estado de shock. Después de que el hombre se fuera, la streamer miró a cámara y se rió de la reacción del hombre.
En Ikea no tuvo la atención que hubiera querido. En uno de los pasillos se oyó un fuerte golpe, los empleados pasaron a su lado, pero cuando se puso a limpiar una mesa, nadie se giró para ver lo que hacía.