Errores de House of the Dragon y otras series modernas
HBO MaxHouse of the Dragon comete ciertos errores que han empezado a ser muy comunes en las series más modernas, y aquí hablamos de ellos.
Durante la década de 2010, abrazamos una era de “televisión cozy” (lo cozy se refiere a cosas acogedoras). La adorable Parks and Recreation seguía en la cresta de la ola del falso documental de The Office, The Good Place emitía una mezcla de comedia para sentirse bien y crisis existenciales, y la vida parecía sencilla.
Pero la televisión de las películas y series reconfortantes, antaño el rey universalmente amado de la narración, ha sido usurpada en cierto modo por nuevas series que son el opuesto tonal: series donde la brutalidad, el cinismo y la espada son el pan de cada día.
Basta con mirar las que han sido tendencia recientemente, House of the Dragon, The Boys, para ver el merecido cambio de popularidad. Personajes moralmente grises, humor adulto, mucho gore y desnudez es una fórmula segura para ganarse a ese público propulsor de 16 a 25 años.
Pero cuando todas las series te ofrecen exactamente lo mismo, se cometen errores, como los que ha cometido House of the Dragon.
Errores de House of the Dragon y otras series de los últimos años
Por supuesto, el artículo a continuación es la opinión personal de esta que escribe, no te lo tomes como la norma. Pero si estás de acuerdo con esta visión, entenderás a lo que me refiero.
Las cosas cozy y las decapitaciones no van de la mano
Tal vez esté persiguiendo esa zona de confort desacertada. Esa en la que vuelves a ver por sexta vez el ascenso de Leslie Knope a un alto cargo o el primer beso de Jim y Pam, en lugar de arriesgarte con nuevos episodios de The Boys: ninguna sátira mordaz puede amortiguar el aguijón de lo impotentes que somos en un mundo que estalla por las costuras de ansiedad climática y guerra.
Del mismo modo, empecé Sucession dos veces y la dejé dos veces. La interpretación era excelente, el valor de producción sublime, y el guion muy bueno. Aun así, tuve que convencerme para verla. Ya fuera por el influjo de personajes detestables en mi rutina nocturna o por tener que conocer el funcionamiento interno de las salas de juntas, nunca me sentí atraída por ella como hubiera querido.
Pero me parecía que tenía un deber, porque todo el mundo estaba de acuerdo, ganaba Emmys y era el tipo de cosas que ven los adultos de verdad.
La ficción no debería complacernos. Cuando la gente se queja de los finales tristes, de cómo “merecen” el fanservice, etc., les aconsejo que consuman los medios como lo haría un niño pequeño: bajo estrecha supervisión, advertidos de cada posible disgusto, no sea que tengan que ser sacados del cine por papá y mamá.
Vivimos en una época de gran negación, porque es más fácil esconder la cabeza en la arena y consolarse con lo conocido. Pero ya sea por derecho o por un deseo subconsciente y miope de tranquilizarse, la aversión a la TV que se inclina hacia lo “malo” podría deberse en parte a una tolerancia decreciente a las imágenes e historias angustiosas.
Nos estamos volviendo insensibles al valor del impacto
El público se cansa naturalmente de todo lo que se basa demasiado en el valor cíclico del shock. The Walking Dead, por ejemplo, fue un éxito sin precedentes en su apogeo por las mismas razones que acabaron alejando a hordas de fans.
El bucle predecible de encariñarse con un personaje sólo para verlo destrozado, la falta de esperanza en el universo para motivar a la gente a terminarla, y el conocimiento estomagante de que su mundo era demasiado bárbaro para que nadie saliera ileso, lo obstaculizaron.
Millones de espectadores la abandonaron como una patata caliente después de que SPOILER DE THE WALKING DEAD el bate de Negan aplastara los sesos de Glenn, envueltos en alambre de espino para aumentar el efecto sangriento. FIN DEL SPOILER. Por si a día de hoy aún no la has visto.
Puede haber demasiado de algo bueno, como demuestran los momentos de “no somos la serie de superhéroes de tu infancia” de The Boys, que empiezan a cansar. Una vez que algo ha demostrado ser mordaz y extremo, los intentos de reforzarlo aún más resultan un poco forzados.
La Casa del Dragón temporada 2 prometió sangre y la derramó
El miniarco Sangre y Queso tampoco es inocente en esto. Saber que los fans iban a discutir sobre si los niños pequeños merecían ser asesinados y animar activamente el derramamiento de sangre a veces te hace preguntarte cosas.
La violencia, la tragedia y la crudeza son valiosas para determinadas historias, y hasta cierto punto respeto su inclusión.
Pero cuando las cosas parecen excesivas porque sí, o se incluyen para mantener la imagen de una marca, el resultado es un espectador insensibilizado que puede no comprometerse con otros elementos, porque está aquí por lo estridente y extremo que sabe que encontrará.
La oscuridad es divertida, pero no siempre
Para algunas personas, este tipo de narración puede ser catártica. Conozco a muchos jugadores que encuentran terapéutico el implacable combate de Doom y a fans del cine que adoran la tortura de las películas de Saw.
Si me apetece un poco de melancolía y fatalidad, algo como La Casa del Dragón me viene como anillo al dedo. Y lo disfruto muchísimo, ya que el libro de Fuego y Sangre es de mis favoritos. Pero normalmente, necesito algo más a lo que aferrarme. Solía pensar que eso me ablandaba potencialmente, o que no me comprometía adecuadamente con contenidos maduros.
Al final, la vida ya es lo suficientemente horrible como para obligarnos a ver contenido con el que vamos a sufrir. Esto lo aprendí del todo con la película La mesita del comedor, protagonizada por el cómico David Pareja. Creo que ahí encontré mi límite.